Con Gerard y sin confianzas

Bajonazo o felicidad. El Villarreal está a un solo paso, con todo a favor, de meterse por quinta vez en unas semifinales europeas que, con todo el dolor del mundo, jamás desembocaron en la ansiada final. En la temporada 2003-04 cayó ante el Valencia en la antigua UEFA; en la 2005-06 se inmoló en Champions ante el Arsenal; en la 2010-11, ya en la Europa League, cedió con el Oporto; y por último, en la 2015-16, fue víctima del Liverpool de Klopp. Ahora, con el 0-1 de Zagreb y el regreso a la titularidad de Gerard y otros pilares, después del día de permiso en casa ante Osasuna (1-2), le esperarían en la antesala de la final Arsenal o Slavia de Praga.

No será sencillo. El Dinamo está repleto de juventud e internacionales. Líder en su país, tiene buena relación con la presión y, cuando todo parece perdido, es cuando da su mejor versión. Pregúntenle a Mourinho. Lejos de su estadio ha conseguido diez resultados con los que remontaría la eliminatoria y otros dos que la llevarían a la prórroga. Llega a Vila-real con varios tocados, pero también con la euforia de que en su liga continúan imparables (victoria 0-2 el pasado domingo).

Emery no quiere confianzas, así que tirará de su mejor once. En él, Foyth ya parece fijo, juegue de lo que juegue. En la alineación también tiene casi todas las papeletas de aparecer Bacca, que le ha ganado el puesto a Alcácer como hizo Chukwueze con Moi. Con LaLiga complicada, donde el Villarreal es séptimo a 15 puntos del Sevilla (cuarto) y con siete de ventaja respecto al Granada (octavo), la plantilla sabe que el camino más rápido para sonreír en verano es cerrar los cuartos, ajustar cuentas en semifinales y alzar el primer título. Jugar la Champions la temporada que viene es un premio proporcional al valor de esta plantilla. Ya cunde la habituación a la Europa League y la Conference League da pereza.

Orsic destroza al Tottenham y elimina a Mourinho

José Mourinho va a soñar esta noche con Mislav Orsic. Tres goles del croata, tres, de un jugador que apenas ha jugado y que solo había marcado dos goles en toda la temporada, apearon al Tottenham de una Europa League en la que era favorito al título. El resultado de Zagreb, merecido por la especulación de un Mourinho que dio la eliminatoria por ganada con el 2-0 de la ida, deja al portugués y al equipo muy tocados tras la derrota del pasado fin de semana contra el Arsenal.

Tras una primera parte adormilada por el Tottenham, parecía que el mayor riesgo para los aficionados de los spurs era ver un partido insípido, pero Orsic, con un misil desde fuera del área sobre la hora de juego, sacudió los cimientos de la eliminatoria. El miedo empezó a apoderarse de los de Mourinho, que, en el banquillo, tragaba saliva, y el portugués decidió dar marcha atrás a las rotaciones metiendo a Bale en el terreno de juego. Dele Alli, al que se le están intentando dar más oportunidades, no respondió, y su partido, pobre en casi todos los aspectos, seguro que no ha pasado desapercibido para el portugués.

Los peores temores del Tottenham se confirmaron en el minuto 82 cuando Orsic, nuevamente, culminó una buena jugada colectiva y mandó el partido a la prórroga, y ya ahí, cuando con los datos en la mano se veía negro sobre blanco el repaso que le estaba dando el Dinamo al conjunto inglés, empezó a verse que el Tottenham no estaba preparado para este partido.

La remontada final de la eliminatoria llegó, como ya se temía, en la segunda parte de la prórroga, cuando Orsic, siempre Orsic, volvió a entrar como un puñal y a sus anchas por la defensa spur para marcar desde fuera del área un disparo que Lloris ni llegó a ver.