Mendy alivia a Ancelotti

Carlo Ancelotti espera recuperar muy pronto a Ferland Mendy (26 años). El francés, que todavía no ha debutado en esta temporada por problemas físicos, ha completado entrenamientos a buen nivel durante el parón de selecciones. Parece que las distintas molestias empiezan a quedarse atrás, aunque el cuerpo técnico y médico del conjunto blanco prefieren ser precavidos. Su situación es delicada y no quieren que reaparezcan molestias por apresurarse.

El regreso de Mendy al grupo es un soplo de aire fresco para Carlettoque ve en el ex Lyon una pieza fundamental dentro del estilo de juego que pretende implementar. Ya antes de empezar a trabajar contaba con él como un futbolista importante en el sistema. Su capacidad física y su intensidad en el robo pueden ser de gran ayuda en las transiciones defensivas que tantos quebraderos de cabeza le están dando al técnico. También en la presión adelantada que tan mal funcionó contra Inter en la primera mitad o contra el Villarreal en el Bernabéu, por poner dos ejemplos.

Con su vuelta, el Madrid no solo refuerza el lateral izquierdo, posición natural del francés. También el derecho donde Ancelotti, por la lesión de Carvajal, solo estaba contando con Lucas Vázquez. Probó a Valverde como defensor, pero fue un parche que no funcionó. Con el regreso de Mendy, el entrenador tiene ahora la alternativa de poner a Nacho en la derecha para darle al equipo un mayor equilibrio defensivo. El canterano ya jugó en esa posición contra el Sheriff y lo hará más a menudo en los próximos partidos.

Otra opción que tiene Carlo con Mendy es la de usarlo como central. De hecho, el italiano ve en él un jugador con capacidades para ocupar el centro de la zaga. Esto permitiría dar descanso a Alaba o jugar con el austriaco de lateral, aprovechando su capacidad para centrar e incorporarse al área rival. También permite hacer una defensa con tres centrales, en la que Mendy actuaría en el costado izquierdo, algo que ya hizo con Zidane en algunos partidos la temporada pasada.

Sea en la posición que sea, se le espera con los brazos abiertos. La defensa del Madrid está haciendo aguas, necesita soluciones y Mendy puede ser una ideal. En cuanto pueda volver a jugar, va a sumar muchos minutos de blanco. La única duda es si su última lesión le permitirá tener la regularidad necesaria.

16 días para el asalto del Etihad

«Ahora es el momento de relajarnos, de descansar un poco porque el tramo final ha sido un esfuerzo tremendo para todos. Vamos a descansar unos días y eso es lo que vamos a hacer. Luego tendremos unos 10 días para preparar el encuentro de vuelta». En las entrañas del estadio Municipal de Butarque, instantes después de cerrar la temporada 2019-20, Zidane trazaba su plan para afrontar el encuentro de vuelta de la máxima competición continental ante el Manchester City. El francés, orgulloso del rendimiento de sus jugadores en este tramo final de 11 partidos en algo más de un mes (10 triunfos y un empate que le han servido para levantar su Liga número 34), sabe que sus jugadores necesitan un descanso antes de volver a calzarse las botas. Por ese motivo les ha dado una semana de descanso: «¡Ojo, no son vacaciones!», explicaba en la sala de prensa del estadio leganense. Algunos ya aprovecharon ayer para marcharse de Madrid.

La idea es que los jugadores vuelvan a Valdebebas el próximo lunes, para comenzar a preparar el encuentro ante el conjunto citizen. Para lograr el triunfo (no le sirve otro resultado) en Mánchester, Zidane cuenta con tres dudas y una baja importantísima, confirmada, la de Sergio Ramos, expulsado en el encuentro de ida. Las dos primeras dudas son de carácter táctico: la primera radica en saber si alinea a Marcelo (se está recuperando de una lesión muscular en el aductor izquierdo) o a Mendy en el puesto de lateral izquierdo. Curiosamente, si apuesta por el francés, repetiría la zaga con la que el Madrid debutó en Champions esta temporada ante el PSG (Carvajal-Varane-Militao-Mendy). Pero con una salvedad, Mendy se ha soltado ofensivamente en este último tramo liguero, mientras que Marcelo aporta su veteranía y experiencia en este tipo de partidos.

La segunda es también otra decisión táctica: si apuesta por la presencia de Isco (jugaría con cuatro centrocampistas) o por la presencia de Asensio. En el caso de que apostase por el balear, éste jugaría entrando por la banda derecha, para aprovechar sus diagonales y crear de esa manera peligro.

La tercera incógnita es física y afecta a Hazard y a cómo va a llegar el belga a la cita europea: Eden ha mostrado detalles en lo que se ha jugado de temporada, pero le falta cuajar una actuación sólida y completa en un partido de alcurnia. Zidane explicó su estado en Leganés: «Vamos a cuidarle entre todos, sobre todo los fisios. Ha tenido molestias últimamente cuando ha jugado. Ojalá que con este tiempo que tenemos hasta el partido se recupere totalmente para afrontar la Champions». Por que Zizou lo tiene claro: «¡Cómo no voy a pensar que podemos remontar contra el City! Vamos a pelear el pase hasta el último segundo».

Hasta el momento, Zidane ha disputado nueve eliminatorias europeas, superando todas. De esos nueve partidos disputados lejos del Bernabéu, sus datos son formidables: suma seis triunfos (entre ellos ganó en Roma, París, Nápoles y Múnich) y dos derrotas. También empató otro: (0-0) ante el City en el Etihad…

Medio alirón pidiendo la hora

En el informe forense de esta Liga constará la importancia de la ruta 66 del Madrid: Courtois, Ramos, Casemiro y Benzema. Cuatro lugares de paso obligado, más la compañía de un coro numeroso, para llegar hasta el título. Pero será, sobre todo, la Liga de Zidane, que casi con el mismo grupo que se despeñó el año pasado (Hazard y Militao han pasado de puntillas y Mendy ha sido intermitente) ha sabido mantener el ritmo en esta carrera de fondo que ha durado cinco estaciones (es la primera Liga con dos veranos). Al Granada lo despachó con un partido serio en la primera mitad y pasando las de Caín en la segunda.

El encargo de echarle la persiana a la Liga le cayó a ese Madrid multimedia que Zidane se inventó en la Supercopa frente al Valencia con éxito de crítica, público y marcador. Ese partido, con los mismos cinco centrocampistas que los que alineó en Los Cármenes, prácticamente todos los disponibles (James ha pedido virtualmente la cuenta), y Jovic fue la obra cumbre de un equipo que, contrariamente a su costumbre, ha sido más roca que martillo. Luego lo repitió en dos derbis ante el Atlético, uno también en Arabia y otro en el Bernabéu, con una pérdida de fulgor apreciable. El plan era el abordaje de la pelota ante un adversario vigoroso y también un golpe suave de timón a un equipo visiblemente más contento con sus resultados que con su juego. Esta vez Valverde comenzó como interior y Modric vencido a la banda derecha.

También creyó Zidane que mejoraría las posibilidades de su equipo por dentro frente a este Granada elástico y abierto que defiende con cinco y le da dos papeles a Foulquier: lateral sin la pelota, viceextremo con ella. No fue ni lo uno ni lo otro. En seis minutos el Madrid aprovechó ese sí pero no del francés para hacer dos goles por su parcela que dieron medio carpetazo al partido y quizá a LaLiga.

En esa espesura andaba el choque cuando Mendy, uno de los dos jugadores de campo que aún no había marcado en el Madrid, se sacó un gol de la chistera. Merodeó en el vértice del área, buscó un apoyo que no existía y entonces lo apostó todo a un esprint imposible que Víctor Díaz se tragó. Casi sin ángulo metió un zapatazo brutal por el palo de Rui Silva. Un gol de esos que siempre dejan mal al portero, pero también el reconocimiento al buen ojo de Zidane con un lateral sobrado de caballos.

Mendy celebró así su gol.

Y de inmediato, por esa puerta abierta de par en par, se coló Benzema para llegar al mismo sitio por distinto camino: recorte hacia dentro y remate colocado con la derecha. Definitivamente es el jugador de esta Liga, la filarmónica del Madrid, el sexto centrocampista, el primer delantero y en los córners ajenos el quinto defensa, la versión blanca y silenciosa de Messi. Nada que ver con aquel mayordomo inconstante que durante tantos años sirvió a Cristiano Ronaldo.

Con el partido ajardinado por sus franceses, el Madrid se sintió reconfortado con ese juego de máximo control que le dictaba su alineación y hasta su conciencia. El territorio Isco. Un fútbol de poco riesgo y poco desgaste, muy útil en este rompepiernas en que se decide todo.

La reacción del equipo milagro

El Granada tiró de lo mejor de su repertorio, el juego aéreo. Once goles de cabeza, más que nadie en el campeonato, había marcado. Domingos Duarte pudo firmar el duodécimo, pero se lo sacó Courtois, otro de los caudillos de esta Liga. Fue un paréntesis en ese dominio sereno del Madrid, que al descanso pudo rematar la faena con otro remate del multidisciplinar Benzema rechazado por Rui Silva y en otro de Isco que tropezó en la zaga granadina.

Sin embargo, un error de Casemiro ante Carlos Fernández bien aprovechado por Machís devolvió al partido al equipo de Diego Martínez. Ahí asomó al energía y el entusiasmo de un grupo que está en máximos históricos y sufrió el Madrid. Carlos Fernández y Machís, efervescente todo el partido, rozaron el empate.

Zidane entendió que la fórmula inicial se había agotado y cambió el paso con dos extremos, Rodrygo y Asensio, los más potables de los últimos partidos. El Granada se había quedado ya sin lateral derecho, por la lesión de Foulquier, y había improvisado ahí con Azeez, un mediocentro, pero siguió empujando, por tierra y aire. Fueron los minutos más descoloridos del Madrid en esta pospandemia. Courtois salvó un remate de Antoñín y Sergio Ramos, casi sobre la línea, otro de Azeez. El equipo de Zidane, agobiado como nunca en los últimos meses, acabó llegando a tierra. La tierra prometida. La Liga.