Una cuestión de fe

El Granada ha convertido el intento de remontada en Old Trafford en una cuestión de fe. Los mensajes en ese sentido se han repetido durante toda la semana en Los Cármenes. Diego Martínez, Soldado, Gonalons… Todos reconocen que la dificultad será máxima, pero mantienen la ilusión y el convencimiento de que, aunque sean muy escasas, existen opciones de alcanzar el milagro y estar en semifinales de la Europa League.

La semana dejó una victoria en Valladolid (1-2) con remontada incluida que alimentó la confianza rojiblanca y recargó el depósito de la autoestima nazarí. También han aparecido estos días nuevos problemas físicos. Especialmente preocupante es el estado de Kenedy, que se lesionó el tobillo en la ida y cuya presencia sobre el césped estará en el aire hasta última hora. En el caso de Machís, sus molestias son menores y salvo sorpresa no tendrá problemas para ser de la partida esta noche.

El Granada necesita una victoria por dos goles en Old Trafford para lograr el pase o, como mínimo, forzar la prórroga. El reto, a priori, se presume extraordinario. Pero ha sido a base de escalar montañas gigantescas como el equipo de Diego Martínez ha firmado las dos temporadas más gloriosas en sus 90 años de historia.

La cita es histórica y por ello el técnico gallego se ha llevado a toda la plantilla al completo, incluidos los no inscritos (Quini, Fede Vico, Adrián Marín y Quina), salvo a los lesionados Milla y Duarte. Soro, que ha vuelto a entrenar con el grupo esta semana después de un largo periodo de baja, podría estar en el banquillo por si su concurso se hace necesario.

Solskjaer tiene varias bajas importantes como las de Maguire, McTominay, Shaw o Martial y, aunque volverá a tirar de muchos titulares, tiene a Rashford entre algodones. El ’10’ del United, con más de 3.500 minutos en sus piernas, arrastra molestias y es duda. Diego saldrá con el mejor once posible y con la fe por bandera. El Granada, una vez más, se resiste a hablar de imposibles.

Claves

Portería: Solskjaer ha cambiado de planes con De Gea, que ha cedido su puesto a Henderson en la Premier League y ha pasado a ser el portero titular en la Europa League.

Confianza: La victoria en Valladolid ha revitalizado el ánimo del Granada, que viajó con confianza y apelando a su orgullo para tratar de pelear el pase a semifinales.

Greenwood: Llega a este partido en un gran momento. Hizo un gol y dio una asistencia este fin de semana contra el Tottenham en los 20 minutos que estuvo sobre el terreno de juego.

Nivel defensivo: El Granada apenas concedió dos ocasiones en la ida y encajó dos goles. Reducir al mínimo las prestaciones ofensivas del United se antoja indispensable para tener alguna opción.

Ases a seguir

Pogba: Lleva tiempo lejos de su mejor nivel y en Los Cármenes hizo un partido gris. Aun así, es indiscutible para Solskjaer.

Machís: Estuvo a muy buen nivel en Valladolid. El Granada tiene en su velocidad y desequilibrio una de sus mejores armas.

Altas y bajas

En el United son baja McTominay, Maguire, Shaw, Martial, Phil Jones y Bailly.

Por el Granada se lo pierden Milla, Duarte y Eteki. Kenedy y Soro están entre algodones.

Medio alirón pidiendo la hora

En el informe forense de esta Liga constará la importancia de la ruta 66 del Madrid: Courtois, Ramos, Casemiro y Benzema. Cuatro lugares de paso obligado, más la compañía de un coro numeroso, para llegar hasta el título. Pero será, sobre todo, la Liga de Zidane, que casi con el mismo grupo que se despeñó el año pasado (Hazard y Militao han pasado de puntillas y Mendy ha sido intermitente) ha sabido mantener el ritmo en esta carrera de fondo que ha durado cinco estaciones (es la primera Liga con dos veranos). Al Granada lo despachó con un partido serio en la primera mitad y pasando las de Caín en la segunda.

El encargo de echarle la persiana a la Liga le cayó a ese Madrid multimedia que Zidane se inventó en la Supercopa frente al Valencia con éxito de crítica, público y marcador. Ese partido, con los mismos cinco centrocampistas que los que alineó en Los Cármenes, prácticamente todos los disponibles (James ha pedido virtualmente la cuenta), y Jovic fue la obra cumbre de un equipo que, contrariamente a su costumbre, ha sido más roca que martillo. Luego lo repitió en dos derbis ante el Atlético, uno también en Arabia y otro en el Bernabéu, con una pérdida de fulgor apreciable. El plan era el abordaje de la pelota ante un adversario vigoroso y también un golpe suave de timón a un equipo visiblemente más contento con sus resultados que con su juego. Esta vez Valverde comenzó como interior y Modric vencido a la banda derecha.

También creyó Zidane que mejoraría las posibilidades de su equipo por dentro frente a este Granada elástico y abierto que defiende con cinco y le da dos papeles a Foulquier: lateral sin la pelota, viceextremo con ella. No fue ni lo uno ni lo otro. En seis minutos el Madrid aprovechó ese sí pero no del francés para hacer dos goles por su parcela que dieron medio carpetazo al partido y quizá a LaLiga.

En esa espesura andaba el choque cuando Mendy, uno de los dos jugadores de campo que aún no había marcado en el Madrid, se sacó un gol de la chistera. Merodeó en el vértice del área, buscó un apoyo que no existía y entonces lo apostó todo a un esprint imposible que Víctor Díaz se tragó. Casi sin ángulo metió un zapatazo brutal por el palo de Rui Silva. Un gol de esos que siempre dejan mal al portero, pero también el reconocimiento al buen ojo de Zidane con un lateral sobrado de caballos.

Mendy celebró así su gol.

Y de inmediato, por esa puerta abierta de par en par, se coló Benzema para llegar al mismo sitio por distinto camino: recorte hacia dentro y remate colocado con la derecha. Definitivamente es el jugador de esta Liga, la filarmónica del Madrid, el sexto centrocampista, el primer delantero y en los córners ajenos el quinto defensa, la versión blanca y silenciosa de Messi. Nada que ver con aquel mayordomo inconstante que durante tantos años sirvió a Cristiano Ronaldo.

Con el partido ajardinado por sus franceses, el Madrid se sintió reconfortado con ese juego de máximo control que le dictaba su alineación y hasta su conciencia. El territorio Isco. Un fútbol de poco riesgo y poco desgaste, muy útil en este rompepiernas en que se decide todo.

La reacción del equipo milagro

El Granada tiró de lo mejor de su repertorio, el juego aéreo. Once goles de cabeza, más que nadie en el campeonato, había marcado. Domingos Duarte pudo firmar el duodécimo, pero se lo sacó Courtois, otro de los caudillos de esta Liga. Fue un paréntesis en ese dominio sereno del Madrid, que al descanso pudo rematar la faena con otro remate del multidisciplinar Benzema rechazado por Rui Silva y en otro de Isco que tropezó en la zaga granadina.

Sin embargo, un error de Casemiro ante Carlos Fernández bien aprovechado por Machís devolvió al partido al equipo de Diego Martínez. Ahí asomó al energía y el entusiasmo de un grupo que está en máximos históricos y sufrió el Madrid. Carlos Fernández y Machís, efervescente todo el partido, rozaron el empate.

Zidane entendió que la fórmula inicial se había agotado y cambió el paso con dos extremos, Rodrygo y Asensio, los más potables de los últimos partidos. El Granada se había quedado ya sin lateral derecho, por la lesión de Foulquier, y había improvisado ahí con Azeez, un mediocentro, pero siguió empujando, por tierra y aire. Fueron los minutos más descoloridos del Madrid en esta pospandemia. Courtois salvó un remate de Antoñín y Sergio Ramos, casi sobre la línea, otro de Azeez. El equipo de Zidane, agobiado como nunca en los últimos meses, acabó llegando a tierra. La tierra prometida. La Liga.