El PSG busca blindar a una de sus joyas

El camiseta psg naranja sigue intentando blindar a los mejores jugadores que tiene en el centro de formación. Tras haber renovado a Edouard Michut hasta 2024, los próximos objetivos de los parisinos son Xavi Simons e Ismaël Gharbi. Las negociaciones con el neerlandés no avanzan, por lo que lo más probable es que salga gratis en junio, mientras que con Gharbi, el optimismo es total.

De acuerdo con la información de RMC Sport, Leonardo ya ha iniciado las negociaciones para que el canterano firme su primer contrato profesional con el PSG, las cuales están avanzadas, y se convierta en un jugador asiduo a los entrenamientos con el primer equipo. Gharbi es considerado uno de los mejores jugadores de la prestigiosa cantera del actual líder de la Ligue 1, por lo que su renovación era una cuestión capital en la dirección deportiva del club.

Esta temporada, el extremo ha disputado tres partidos, de los cuales ninguno fue en la Ligue 1. Jugó el Trophée des Champions en agosto contra el Lille y tuvo minutos en los dos primeros partidos de Copa de Francia del camiseta psg naranja. Aunque no esté contando mucho para Pochettino, desde el club le han transmitido total confianza al jugador, que podría tener hueco en el primer equipo a partir de la próxima temporada.

Asensio es el 11

Ancelotti empleó el arranque de temporada para afinar su once. Los primeros diez partidos fueron un campo de pruebas, con condicionantes como la lesión de Kroos, que dio a Valverde una titularidad indiscutible en el inicio. Se convenció de colocar a Alaba de central, tras ensayar con él en la banda, y el olfato goleador de Vinicius le hizo un hueco en el once en detrimento de Hazard. El extremo derecho se quedó como la única posición en duda. Bale se descolgó (y desapareció hasta Vila-real) después de lesionarse con Gales, Lucas Vázquez tuvo que acudir al auxilio de la defensa ante la baja de Carvajal y, salvo alguna aparición esporádica de Hazard, el debate quedó en un pulso entre Rodrygo y Asensio. El balear ha acabado quedándose con los galones…

Rodrygo aún le gana en minutos, tanto en el cómputo total de la temporada como en lo que va del año natural. El brasileño 1.351 minutos jugados en la campaña frente a los 1.303 de Marco y en 2022 el balance es de 552 a 503. Pero los números son engañosos, porque en los últimos meses el mallorquín se ha perdido cinco partidos: los dos últimos de 2021 por el coronavirus y otros tres, ya este año, por los problemas musculares que sufrió en la Supercopa. Obviando esos encuentros, en los dos últimos meses desde el derbi contra el Atlético (12 de diciembre) Asensio ha sido titular en siete de los últimos ocho partidos que ha estado disponible. Solo vio el saque inicial desde el banquillo en Copa contra el Alcoyano, un partido de oportunidades para los menos habituales. En los 22 primeros partidos de la temporada, en cambio, solo había sido titular en siete.

La grave lesión que sufrió en la pretemporada de 2019 parece haber quedado definitivamente atrás. Asensio ya está cerca de los brillantes números de sus dos primeras temporadas en el chandal real madrid 2020/21 (hizo 10 goles en la 2016-17 y 11 en la 2017-18) y se encamina incluso a superarlos. Es el tercer máximo goleador del equipo, con ocho goles y una asistencia, y, en promedio, lleva un ritmo anotador superior al de Vinicius. Necesita 16 minutos menos para marcar: el balear hace un tanto cada 162,9 minutos y el brasileño, cada 178,7. No solo en su dorsal, Asensio ya es el jugador número once de los once de Ancelotti.

Vilhena en las ruinas de La Catedral

La marmota no ha muerto. La película que el nueva camiseta espanyol proyectó en La Catedral no hubiera requerido de 17 días de rodaje, los que tuvo entre partidos a diferencia de un Athletic de multicine. Ofrecieron los pericos lo de siempre desde que comenzó este terrorífico 2022, con algún tramo de esperanzador fútbol –que, probablemente, le convenía al rival– y otros ratos, la mayoría, de una preocupante desconexión. Con un gol a favor y una remontada en contra, la segunda tras la de un Betis que les goleó como hubieran podido hacer los leones de haberlo necesitado. Sin Raúl de Tomás ni Keidi Bare en esta ocasión, cierto. Pero con un punto sobre 12 posibles y en la semana ya del derbi, del Espanyol-Barcelona –apunten ya la baja por sanción de Óscar Gil–, y ante un calendario que provoca temblor de piernas hasta al más atrevido. Dicen que la marmota había muerto. Mentira. El día de la marmota se vive en blanquiazul.

La revelación Vilhena. Fue la sorpresa en la alineación, el debut como titular de Vilhena tras su testimonial estreno ante el Betis. Lo había presentado Rufete, en su presentación, como un jugador polivalente. Y lo demostró. No solo por ese madrugador gol, en el primer balón que tocaba y con la diestra (detalle nada casual para un teórizo zurdo), sino también por la posición nada habitual en que le tocó desplegarse –pegado a la banda izquierda, pero por delante del lateral que venía de defender en el Krasnodar– y por su constante participación e incidencia en el juego del Espanyol. Además de goleador, defendió, repartió, se movió con criterio y pudo ser asistente en un cabezazo de Dimata –reemplazo del sancionado Raúl de Tomás– que recordó al del derbi. Si no fue el neerlandés el mejor de los pericos, desde luego lo pareció.

Si la vida te da limones, haz limonada. Y si el mercado te quita extremos y te da (aún más) interiores, utiliza los interiores. Es lo que debió pensar Vicente Moreno, quien además de Vilhena repitió con Darder y Morlanes por dentro, además de Melendo más escorado al carril diestro que de costumbre. Ningún extremo en la alineación. Sirvió para confundir muy temprano al Athletic, con esa vertiginosa carrera de Puado –autopase incluido– que desembocó en el 0-1. Y también para conservar la posesión, eso sí, ya con el marcador en contra y unos leones –da igual con titulares que con rotaciones– que viven cómodos a la contra. Una disposición muy válida para mantener un resultado, más compleja cuando marcar es una necesidad.

Fragilidad. Porque poco se puede hacer, y menos si Raúl de Tomás no puede solventarte la papeleta, cuando aquella misma defensa otrora incorruptible, al menos en los metros finales, se vuelve tierna, inconsistente, quebradiza. Erró Cabrera en el tanto del empate por romper el fuera de juego, acaso también Diego López por no salir ante Sancet. Y el fallo fue grupal en el 1-2, descolocada la zaga tras un rebote en la barrera, en una falta desde la frontal, lo que habilitó a un Íñigo Martínez completamente solo de principio a fin. 17 días había tenido el Espanyol para tapar esas fugas, preocupante que se mantengan con lo que viene.

Una mano con memoria. Tampoco estuvo exento de polémica este histórico partido de LaLiga. No vio Soto Grado punible la mano de Balenziaga desviando la trayectoria del balón en un centro de Óscar Gil, ni le desmintió el VAR por no ser clarísima. Esgrimió el árbitro ante las quejas de Puado que estaban bajas y muy próximas al tronco. Poco convenció a un banquillo del Espanyol que con retardo vio la acción en una tableta y vociferó. Inevitable para cualquier perico fue recordar esa otra mano de la jornada anterior, ante el Betis, que comenzó a desestabilizar el momentáneo 1-0 a favor. Aquella de Aleix Vidal, muy similar a la de San Mamés, sí fue sancionada con penalti en contra.

De tres en tres. Poco amante de las revoluciones, y a pesar de que el nueva camiseta del espanyol se estaba desplegando con soltura –aunque relativo peligro–, ordenó Vicente Moreno tres cambios de una tacada. Entraron David López, Embarba y Loren por Sergi Gómez, Melendo y Dimata. Luego, otros dos: Yangel Herrera y Wu Lei en lugar de Morlanes y Vilhena. Claro que Marcelino echó mano de un fondo de armario tal como Muniain o Iñaki Williams. El resultado, un Espanyol que merodeó el gol… Concretamente, además de un disparo contundente de Darder que desbarató Unai Simón, el 1-3 de Embarba en propia meta. Hubiera sido un golazo.