Aprobados y suspensos del Madrid: Courtois tiene ángel

Courtois: A día de hoy es, probablemente, el portero más en forma del planeta. En el minuto 9 dejó una de las paradas de la temporada, en un remate a bocajarro de Werner. Muy seguro en todos los centros laterales, en los que no dio opción a sus ex.

Carvajal: Lejos de su mejor momento físico tras la inactividad, no le ayudó el sistema: carrilero largo sin nadie por delante en banda. Sufrió mucho. Fue sustituido en el tramo final, agotado.

Militao: Muy buen partido. Se vio desbordado en algunas jugadas por el vendaval del Chelsea en ataque en la primera media hora, pero si el Madrid consiguió igualar el partido fue en gran parte por su contundencia en los cruces. Su segunda mitad, imperial.

Varane: Son estos partidos sin Ramos en los que se le exige un liderazgo que no termina de ofrecer. Zidane le colocó en el centro de una defensa con tres centrales y no fue el líder que se esperaba. Los delanteros del Chelsea le superaron con excesiva facilidad, pillándole fuera de sitio en varias jugadas.

Nacho: Uno de los jugadores más en forma del Real Madrid. Sufrió para tapar las carencias de un Marcelo que le ayudó poco o nada, pero aun así abortó muchos ataques peligrosos.

Marcelo: Zidane le dio la titularidad en un partido grande mucho tiempo después y el brasileño evidenció una vez más que ya no está para este nivel. Fue un agujero atrás e intrascendente en ataque. No le acompaña el físico ni la actitud.

Casemiro: Muy incómodo en la salida de balón, por momentos sufrió también en defensa por la movilidad de los mediapuntas del Chelsea, que le sacaron de posición en varias jugadas. Buena media hora final, con cortes decisivos.

Kroos: Kanté no se despegó de él y le complicó la vida para que no estuviera cómodo en ningún momento. A pesar de ello puso criterio y cambios de juego siempre que pudo. Mejoró en la segunda parte.

Modric: Muy flojo primer tiempo, anulado por los centrocampistas del Chelsea. Creció en la reanudación y con él lo hizo el Madrid, que jugó al ritmo que marcó.

Vinicius: Dejó una buena arrancada y ayudó mucho en la presión, aunque entró menos en juego de lo que acostumbra. Poco brillo, fue el primer sustituido por Zidane.

Benzema: El Madrid depende de él en ataque. Suyos fueron los mejores movimientos y las mejores oportunidades, con un balón que estrelló en el palo en el minuto 22, cuando peor lo pasaba su equipo, y el gol del empate que apagó el ímpetu del Chelsea.

Hazard: Fue el primer cambio de Zidane. Apenas dejó ninguna jugada reseñable.

Asensio: Zidane sorprendió con su posición: le colocó de carrilero. No está cómodo ahí y se fue al ataque y al centro siempre que pudo.

Odriozola: Dejó una entrada muy dura a Rudiger que le costó la tarjeta amarilla.

Rodrygo: Cuesta entender este cambio por parte de Zidane: en el descuento (se perdió tiempo), por el jugador con más gol del Madrid (Benzema) y con el equipo buscando la victoria.

Pochettino: «Mbappé me pregunta por Inglaterra, España…»

Kylian Mbappé no ha firmado su renovación con el PSG. El francés tiene contrato hasta el 30 de junio de 2022 con el Paris Saint-Germain y no son pocos los equipos que están atentos a que él decida donde quiere continuar su carrera. El delantero juega sus cartas tanto en público como en privado, donde su propio entrenador, Mauricio Pochettino, cuenta que es todo un estudioso del fútbol.

Nada le pillará de nuevas en caso de que Kylian quiera cambiar París por otra ciudad de Europa, ya que suele ver los partidos y además, explica el propio Pochettino, el francés le suele preguntar sobre sus experiencias en dos sitios que arrojan pistas: Inglaterra y España. Allí donde están Liverpool y Real Madrid, dos de sus posibles destinos, sus dos pretendientes más importantes.

 «Kylian es muy joven pero muy maduro. Confía mucho en sus habilidades y su talento. Es muy abierto, muy listo y tiene un talento impresionante. Como Neymar, está entre los cinco mejores del mundo. Kylian ama el fútbol. Le encanta hablar de fútbol. Me pregunta por Inglaterra. Que si como es el juego, que cual es la mentalidad allí, en España y en Argentina. Ve todos los días partidos de Inglaterra, Francia, Italia y Alemania. Es impresionante descubrir a un jugador con tanto talento que ame tanto el fútbol», asegura el entrenador argentino a la prensa inglesa.

Pochettino destaca además otro factor importante: los idiomas. Mbappé se ha prodigado alguna vez en español, manejándolo con bastante soltura. También el inglés, como confiesa  «Siempre le digo que necesito practicar mi francés y me contesta: ‘Seguro, pero para mí es mejor que hablemos en inglés'», afirma, destacando el nivel del delantero también en la lengua británica.

A todo esto se suma un carácter campeón que ya demostró en Barcelona. El de Bondy se olía la hazaña, como cuenta Pochettino en esta charla.  «Tuvimos una conversación en el vestuario mientras le daban un masaje. Le dije: «¿Has jugado alguna vez aquí?, ¿has ganado aquí?». Me contestó que no y le dije que yo había conseguido ganar con el Espanyol y le expliqué las claves del partido. Entonces me contestó, muy en serio: «Vale, mañana vas a ganar por segunda vez». La pregunté si estaba seguro y me dijo: «Sí, no te preocupes, vamos a ganar». Jugamos un partido fantástico y les ganamos 4-1. Al final, cuando terminó el partido, se sería y me decía: «te lo dije, te lo dije, te lo dije…», confiesa. Brillar en ese escenario le sumó más puntos de cara a los blancos y más, ante su afición, para la que es más que un deseo. Este miércoles, le tocará tener al City delante desde las 21:00 h. El ‘archienemigo’ del Liverpool de Klopp, al que seguro que ya conoce a la perfección. 

Relación con Neymar, el Tottenham…

Pochettino tocó más temas durante esta entrevista conjunta a varios diarios ingleses en la que repasó el caracter de Neymar, su relación y gestión de las estrellas, la próxima eliminatoria ante el City, etc. Estas fueron el resto de declaraciones:   

Carácter en el vestuario: «Claro que Neymar y Mbappé son importantes, pero si quieres conseguir grandes cosas necesitas que todos se sientan importantes. Intento que todos empaticen y buscar la manera de crear una buena conexión emocional»

Caracter brasileño: «Los brasileños son diferentes. Tienen algo especial. Soy muy abiertos, gente feliz, siempre sonríen. Aman jugar al fútbol porque es como bailar y ellos juegan bailando. No sienten la presión. Juegan con libertad. Es una característica de su país y su cultura. Necesitan sentirse bien y felices para rendir a su mejor nivel».

Relación las estrellas: «Ronaldinho era un gran tipo (coincideron como jugadores en París) y Neymar, desde el día que llegué, está dispuesto a trabajar. Es muy humilde, escucha y acepta las instrucciones de muy buena manera. Como Mbappé, aman trabajar y el fútbol. Es normal que haya gente que necesite encontrar cosas para dudar de ti. Algo que quizá esté mal en tu manera de entrenar o de gestionar el grupo. Pero ya trabajamos con estrellas en el Tottenham. Trabajábamos todos los días con el capitán de Francia (Lloris), con Kane, Son… Ahora estamos en París con gente como Neymar, Mbappé, Verratti, Navas… Jugadores con mucho talento y carácter. Lo más importante es ser natural, genuino y espontáneo en la manera de gestionar».

Robo en casa de Di María: «Nadie está preparado para estas situaciones. Según nos enteramos, se acabó el partido. El partido es importante, pero la familia es lo primero. El fútbol pasa a segundo plano. Los jugadores sabían que pasaba algo y yo estuve en el vestuario con él hasta que pudo hablar con su esposa. Al final, perdimos el partido porque fue un momento loco».

Esta edición de la Champions: «La Champions nos ama. Cada vez que jugamos la gente quiere vernos. Ante el Barcelona y el Bayern nos llevamos el foco porque ambas eliminatorias fueron fantásticas. La gente disfrutó viéndolas y fueron dos victorias gigantes para el club. Antes de jugar la vuelta ante el Barcelona, todos hablaban de La Remontada (sic). Era una sensación extraña. Poca gente dentro del club y los jugadores no estaban nerviosos o paranóicos con eso. Pensaban ‘Oh, no, 4-1 otra vez, Barcelona… Ya sabemos lo que pasará si marcan primero’. Estuvimos tranquilos y llegamos a cuartos de final. Empatamos con el Bayern y entonces fue ‘Oh no, son ellos otra vez, el mejor equipo del mundo’. Nadie creía que pudiéramos llegar a las semifinales y aquí estamos para competir contra el City, uno de los mejores equipos con el mejor entrenador del mundo, Guardiola. Va a ser una eliminatoria fantástica».

Eliminatoria contra el City en Champions: «Increíble, hace dos años. El ambiente era impresionante. Echamos mucho de menos a los aficionados. Es para no creer todo lo que pasó en la vuelta con el 3-2, 4-2, 4-3 y el gol que anuló el VAR. Necesitas jugar bien y pelear pero, a veces, en este tipo de competición necesitas algo de suerte para avanzar. Para mí, este partido y el de semifinales contra el Ajax fueron impresionantes, muy emocionantes. En la Champions siempre queda algo inolvidable para la gente que lo vio y estuvo allí».

Documental de Amazon en el Tottenham: «No voy a cambiar. No soy un actor, soy entrenador de fútbol y me gusta lo que soy. Salíamos en el primer episodio y 25 minutos. Hicimos lo de Amazon y suponía actuar un poco porque el club me lo pidió, pero soy espontáneo con los jugadores. La relación es natural y esa es la clave»

Al Atlético se le escapa LaLiga… en los últimos minutos

El Atlético consiguió empatar el partido en San Mamés en el minuto 78 cuando, después de estar toda la segunda parte remando para tirar abajo la puerta de Unai Simon, un córner lanzado por Carrasco encontró el gran testarazo de Savic para igualar el marcador. Cuando parecía que los de Simeone se volcarían en busca de la remontada, el equipo se echó atrás tratando de bajar las pulsaciones y calmar su juego antes de volver a la carga.

Tanto fue así que dejó de pisar el área rival y acabó concediendo un córner que remató sólo Iñigo Martínez para dar la victoria al Athletic en el minuto 85 de partido, sin ningún tipo de reacción y sin jugarse prácticamente nada de los escasos tres minutos añadidos por el colegiado. Quizás por excesivo conservadurismo, al Atlético se le escapó un punto en los últimos minutos cuando la dinámica del partido tras el gol de Savic parecía indicar que serían los de Simeone los que intentarían voltear el marcador.

Y no es la primera vez en esta versión lúgubre que viene mostrando el Atlético en los últimos meses que meterse atrás conlleva la pérdida de puntos pasado el minuto 85. Si en la maravillosa primera vuelta del equipo rojiblanco, donde alcanzó los 50 puntos en las 19 primeras jornadas, aparecía la otra cara de la moneda, con el equipo amartillando a los rivales hasta mejorar su resultado en la Zona Cesarini de los partidos, ahora está saliendo cruz. En la jornada 17 y 19, en dos salidas consecutivas, el Atlético consiguió ganar en sus visitas al Eibar y al Alavés (Felipe se había marcado el empate en propia en el 84′) con dos goles de Suárez en el minuto 89 que supusieron en los dos casos el 1-2.

Pero ahora la dinámica es otra. Con el resultado corto a favor, el equipo ha tenido dificultades para mantener su ventaja y con el marcador en contra no ha conseguido aprovechar sus oportunidades que hubiesen cambiado el sino de los encuentros. En la jornada 22 el Atlético remontó al Celta el tanto inicial de Mina con un doblete de Luis Suárez. Pero, con una plantilla mermada por el coronavirus y sin prácticamente cambios, el equipo se aculó sobre su meta y Ferreyra puso el empate en el minuto 88. En la jornada 26 el Atlético había realizado una magnífica primera mitad contra el Real Madrid y se había adelantado a través de Suárez. En la segunda parte pudo ampliarse el marcador, no se consiguió y Benzema empató en el minuto 87 en un partido que restó dos puntos a los de Simeone y dio el empate a uno de los rivales por el título.

Y en partidos donde el resultado no era el esperado, el Atlético pudo marcar en los últimos instantes, pero pese a tener una gran ocasión de gol no pudo convertirla. Pasó contra el Levante, cuando Lemar tuvo de volea el empate en el minuto 88 que detuvo Cárdenas con un paradón. Acabaría poniendo el 0-2 De Frutos en la última jugada con Oblak en el área rival. En Getafe, el Atlético pudo romper el marcador en los últimos minutos con un remate de Suárez al palo o un cabezazo de Dembélé prácticamente en el último minuto que se marchó fuera por centímetros. Y ante Sevilla y Betis le llegó la ocasión de marcar a Correa pasado el minuto 85 para empatar en el Sánchez Pizjuán o ganar en el Benito Villamarín sin éxito. También es cierto que Oblak paró un penalti contra el Alavés en los instantes finales que podía haber conllevado el empate de Joselu y otros dos puntos al traste.

Mirando a los rivales por LaLiga, el Atlético está en déficit en los últimos instantes de los partidos mientras sus rivales se crecen cuando llegan a los momentos finales. El Sevilla, a tres puntos de los rojiblancos, es el equipo que más finales locos ha vivido. Para bien y para mal, pero con un saldo muy positivo. Ante el Athletic perdió por 2-1 con el tanto de Sancet en el 86’, cayó en la ida ante el Granada con el gol de Yangel Herrera en el 82’ y recibió el tanto del empate del Valladolid en el 87’, aunque se lo devolvería en la vuelta en Zorrilla con el empate del guardameta Bono en el 94’. Y es que en el lado positivo de la balanza sevillista es muy grande. Además de ese punto ante el Valladolid, derrotó al Cádiz por 1-3, pero marcando su segundo gol en el minuto 90, se impuso al Levante por 1-0 con el gol de En-Nesyri en el 92’, ganó al Celta 4-2 haciendo su tercer tanto en el 85’, derrotó al Huesca con gol de En-Nesyri en el 83’, al Getafe con gol de Etxeita en propia el 81’ y al Valencia con el tanto de Suso también en el 81’. Es decir, se le escaparon cuatro puntos una vez pasado el minuto 80 (Bono salvó la victoria contra el Alavés parando un penalti en el descuento), pero ganó 13 puntos en esa Zona Cesarini.

El Madrid por su parte ha sido un seguro en la parte final de los encuentros. Le rascó un punto al Atlético en el Wanda Metropolitano en una semana donde Vinicius empataría ante la Real Sociedad en el minuto 89 y Benzema conseguiría el gol para derrotar al Elche en el 92’. En el inicio de curso ganó al Betis por 2-3 con un gol de Ramos de penalti en el 82’ y derrotaría al Huesca por 1-2 con un tanto de Varane en el 84’. El equipo de Zidane no tiene cara B, sin recibir ningún gol relevante en los minutos finales (Illaix estuvo a punto de empatar el Clásico con un balón al larguero en el 93′) y rescatando ocho puntos pasado el 80’. Y el Barcelona se haría con el triunfo en el Benito Villamarín con un gol de Trincao en el 87’ y ganaría al Valladolid en el 90’ con un tanto de Dembélé, aunque también se le escaparían dos puntos en el último minuto del partido contra el Cádiz con un tanto de penalti de Álex Fernández.

Es decir, el balance final es positivo para todos los candidatos al título menos al Atlético. El equipo rojiblanco ha perdido cinco puntos en la segunda vuelta pasado el minuto 80 (había ganado cuatro en ese tramo de los partidos en la primera vuelta), mientras que el Sevilla ha dicho adiós a cuatro puntos, pero ganado ha 13 en esa zona roja, el Real Madrid ha ganado ocho y no ha perdido ninguno y el Barcelona ha ganado cuatro y perdido dos. Minutos finales que deciden encuentros y con LaLiga tan apretada deciden campeonatos. El Atlético ha dilapidado su ventaja en la tabla y deberá ponerse a la altura de sus rivales en esos minutos finales si quiere hacerse con el título.

Courtois es el muro

El Real Madrid recibe en Valdebebas esta noche a un Chelsea que ha hecho de la solvencia defensiva su seña de identidad: ha dejado su puerta a cero en 16 de los 21 encuentros que ha dirigido Thomas Tuchel. Unos números impecables con los que el Madrid, sin embargo, es capaz de rivalizar: lleva 390 minutos seguidos sin encajar un solo gol, los que han pasado desde que Mingueza hiciese el 2-1 para el Barcelona en el minuto 60 del Clásico. Desde entonces, van más de cuatro partidos con la red de Courtois inmaculada.

Gran parte de su mérito descansa sobre los hombros del portero belga, que ante el Betis, en la última jornada de Liga, salvó el punto para los blancos con dos paradas, en especial con un mano a mano ante Borja Iglesias en el que redujo al máximo los espacios para el ariete. Courtois ha detenido 22 de los últimos 24 disparos que ha recibido entre los tres palos y sólo los momentos de zozobra que ha pasado el Madrid en meses anteriores le impiden estar en cifras como para liderar el Trofeo Zamora en Liga.

Ha encajado 24 goles en 33 partidos hasta el momento, con un promedio de 0,73 tantos por duelo. Marcha tercero en la clasificación que define al mejor guardameta del torneo español, muy cerca de Bono (0,72) y a cierta distancia de Oblak, con 22 goles recibidos en 33 partidos (0,67). El reconocimiento, que Courtois ya ha recibido tres veces (dos de ellas con el Atlético y una con el Real Madrid), aún está al alcance. Dependerá de lo que suceda en las cinco jornadas finales y en buena medida marcará también las opciones del Madrid de luchar por el título.

Courtois, ante su pasado

Ahora llega la Champions, donde Courtois no ha andado tan fino, como el Madrid en general en defensa: 11 goles encajados en diez encuentros. Nueve de esos once goles, eso sí, los recibió durante la mejorable fase de grupos que realizó el equipo de Zizou; entre octavos (Atalanta) y cuartos (Liverpool), sólo dos goles recibidos en cuatro encuentros. Y llega el Chelsea, un equipo con el que el belga ha mantenido un vínculo en el pasado.

En el verano de 2011, El Genk traspasaba a Courtois al Chelsea a cambio de nueve millones de euros; casi al mismo tiempo, se anunciaba su cesión al Atleti, donde jugó tres años, a la espera de que Cech, toda una institución en Stamford Bridge, le hiciese hueco. En verano de 2014 regresó para jugar cuatro temporadas en el Chelsea: 154 partidos y 152 goles encajados. En Inglaterra ganó dos Premier League, una FA Cup y una Copa de la Liga, hasta que solicitó salir, camino de Madrid…

«No tengo que saltarme etapas»

Eden Hazard ha disputado cerca de media hora en el partido de ida de semifinales entre Real Madrid y Chelsea. El belga incluso apuntaba a la titularidad, pero Zidane consideró que aún no estaba al cien por cien, recién recuperado de su lesión muscular. El ex ‘blue’ lo aclaró: «No tengo que saltarme etapas«. Aun así, el técnico francés confió en él para el tramo final, en el que el partido estaba más embarrado. Trató de participar en la ofensiva del equipo, si bien no pudo desequilibrar ni generar ocasiones de peligro.

Tras el encuentro, compareció en los micrófonos de BT Sports, admitiendo que lo que se vio en el terreno de juego podría haber dejado un resultado más desfavorable de cara a la vuelta: «El marcador podría haber sido peor. Aún queda el partido de vuelta, tenemos que pensar en el partido contra Osasuna este fin de semana, luego ir ahí abajo para ganar».

Además, también explicó por qué había disputado tan solo un rato en la segunda mitad, consecuencia de su lesión y los plazos de su recuperación: «No tengo que saltarme las etapas. Por supuesto que quiero estar en el campo. Aún quedan partidos por jugar al final de la temporada, así que quiero estar listo para ellos. Simplemente feliz de poder volver a jugar».

Por último, habló del sistema y del reencuentro con su exequipo: «Siempre es bueno jugar contra amigos, pero que ahora es jugador del Madrid y que solo quiere ganar. ¿Repetir esquema? Pregúntale al entrenador. Ya hemos jugado con esta formación antes y sabemos hacerlo. También sabemos con cuatro atrás. Depende del entrenador». En Twitter, elogió a Benzema: «Gran definición».

Benzema vale lo que el Chelsea

Todo fue lo que parecía. El Chelsea, un hueso. El Madrid, Benzema y diez más. La Champions, un mal sitio para meter la pata. Makkelie, un árbitro al servicio de sí mismo y no de quien le puso en Valdebebas. Y la eliminatoria, un thriller que se resolverá en Londres. La gran virtud del Madrid en esta competición que fundó y que explica sus trece copas radica tanto en su capacidad para aprovechar el viento de cola como para sortear tempestades. Una se le vino encima en la primera mitad y salió vivo de ella. Y luego restableció un equilibrio que espera romper en Stamford Bridge. Le costará.

Atendiendo a la estadística reciente de los dos terraplanistas (uno, el Chelsea, arrepentido como Galileo; otro, el Madrid, persistente) se anunciaba el desfile de una columna de blindados. Atendiendo a las alineaciones, también. Zidane se fue a los tres centrales, que ahora es mal menor por varias razones. La principal, que el séquito de Benzema en ataque está muy lejos de aquellos tiempos de la BBC, un bombardero que no miraba a retaguardia y que justificaba de sobra esa juerga loca del 4-3-3. Pero es que además a Zidane, aunque tarde, se le ha aparecido el banquillo con el renacimiento de Nacho y Militao (excelente otra vez), más Marcelo, que con la red de un central de más aún tiene recorrido y el plus de la experiencia en una competición que él y el Madrid traducen como nadie.

Tuchel tampoco tocó nada. Le ha ido bien con ese 3-4-2-1 que amuralla al equipo por el centro con Kanté y Jorginho, un cerrojo de doble vuelta, y sin su fichaje estrella, Havertz, que aún debe coger ese punto canalla que tiene la Premier. El partido, en cualquier caso, tuvo más marcha de la prevista. El furgón blindado pasó de largo.

La manada azul

El Chelsea es un equipo de enorme exuberancia física para el que cualquier zona del campo es aprovechable. Con y sin balón. Más incluso sin balón. Así que, presumiendo de vigor extremo, se fue a buscar al Madrid allá donde estuviese. A por los centrales, a por los laterales, a por Casemiro, a por los constructores. Aquella manada azul resultó un verdadero incordio para el equipo de Zidane. Más con un árbitro, Makkelie, muy permisivo con los contacto.

El Chelsea de Tuchel es un experto en penalizar la pérdida ajena. Pudo hacerlo pronto, en una llegada de Mount, con dejada de Pulisic de cabeza y remate de Werner a tres metros de la línea de gol. Courtois sacó un pie por reflejos y evitó un gol seguro. Aquello no acabó con el dominio del Chelsea, un equipo de extraordinaria agresividad y un ritmo muy superior al de este Madrid exhausto. Así que antes del cuarto de hora repetiría. Pulisic encontró la espalda de los centrales en un envío de Rüdiger, sorteó con paciencia a Courtois y marcó entre los centrales del Madrid, que esperaban sobre la línea lo inevitable. El equipo de Zidane defendió mal la acción de principio a fin.

Pulisic se prepara para batir a Courtois.

Sólo pareció vulnerable el Chelsea a la velocidad atropellada de Vinicius, poco aprovechada, y al duende de Benzema, que ha aprendido, a la fuerza, a vivir en soledad. Sin más ayuda que la de su ingenio se inventó un zurdazo al palo para proclamar que el Madrid existía. Mientras, a Modric, Casemiro y Kroos el partido les pasaba por encima. Su motor no estaba al alcance del correcaminos Kanté, de Jorginho o del diabólico Mount, un cuchillo con espacio por delante.

Y en este escenario de máxima adversidad empató el Madrid. Un centro de Marcelo pasó por las cabezas de Casemiro y Militao hasta llegar a Benzema, que salió del trance con dos acrobacias: un control de testa y una volea tremenda. Era un jugador contra el mundo. El gol del francés y la lluvia incesante le bajaron la temperatura al Chelsea hasta el descanso sobre un césped de cristal.

Con esta volea batió Benzema a Mendy.

La igualdad

El inicio de la segunda mitad estuvo más cerca de los pronósticos. El Madrid encogió la distancia entre líneas y pareció protegerse mejor, y el Chelsea ya no encontró tantas puertas por donde colarse. Quedó la impresión de que uno y otro concluyeron que la batalla va a ser larga y que cualquier riesgo de más es innecesario. Un partido con menos ruido jugaba a favor del que tenía menos ritmo, claramente el Madrid.

En ese periodo de encalmada pintaba poco Vinicius y Zidane se echó en brazos de Hazard, ese convaleciente eterno que hace casi dos años llegó para patronear al equipo. Tuchel, consciente de que el partido ya sonaba a bolero, cambió a un futbolista por línea sin más pretensión que volver a poner en marcha aquel motor de gran cubicaje. Esa situación de equilibrio ya le parecía un éxito al Madrid, consciente de que en la primera parte se había visto desbordado.

A un cuarto de hora del final, los laterales del Madrid sacaron bandera blanca y a Zidane, que ya no tenía más, no le quedó otra que colocar a Asensio como carrilero zurdo. Los cambios revitalizaron al Madrid con algunos detalles esperanzadores de Hazard. Quizá por ahí, por el lado más inesperado, esté su billete a Estambul.

Pasillo hacia LaLiga

EI nuevo Barcelona, ese equipo que en diciembre parecía perdido y que el sábado ganó la Copa del Rey y el domingo vio como el empate del Real Madrid volvía a poner la posibilidad de ganar LaLiga en sus manos empieza su carrera de ocho partidos hacia el doblete en el Camp Nou esta noche (22 horas Movistar LaLiga) ante el Getafe. Precisamente, el equipo madrileño es el que, con su empate en el Coliseum ha propiciado que el Barça se reenganchara a la opción de ganar el campeonato de la regularidad .

Tras ganar la Copa el sábado, el Barcelona tuvo dos días libres y llega al primer partido de su mini campeonato de Liga de ocho partidos con la moral desatada y las piernas frescas, según confesó su entrenador, Ronald Koeman, en la previa del partido.

No obstante, a nadie se le olvida que a lo largo de esta temporada el Barcelona se ha quedado demasiadas veces a un palmo de la gloria. Y normalmente, los chascos en el Barça llegan ante equipos insospechados, de un perfil muy parecido al del Getafe. Por eso mismo Koeman avisaba de que la cuestión principal para el partido de esta noche es la de la mentalización. Por lo que se sabe de la caseta blaugrana, la ambición es máxima para tratar de alcanzar un doblete que hasta hace sólo tres meses se adivinaba como una quimera.

Como que Koeman ya ha dejado claro que no es amigo de tocar lo que funciona, y el partido del sábado en Sevilla funcionó como un reloj, lo más probable es que se repita equipo respecto al que alzó el título de Copa con la incógnita de Piqué, que reapareció en la final sin estar del todo recuperado.

En el Getafe, en cambio, se esperan rotaciones. El punto ante el Madrid supo a gloria, pero preocupa más el duelo del fin de semana ante el Huesca en El Alcoraz, donde el equipo de Bordalás, que está a cuatro puntos de la zona de descenso, se jugará mucho, aunque la intensidad es una característica innegociable en el Getafe.

Sólo importa el Huesca

El Atlético no vive una semana tranquila. Parece imposible. El equipo de Simeone goleó al Eibar y tomó aire después de unas jornadas donde lo pasó mal: ganó con susto al Alavés; perdió ante el Sevilla y empató con el Betis. El 5-0 vino a tranquilizar a una plantilla ansiosa por retomar la senda de los triunfos. Pero todo lo sucedido con la Superliga ha sacado de foco el liderato del Atlético, que vuelve a sentirse fuerte para reconquistarlo tras el triunfo del Madrid. Y, además, Simeone ve cerca la recuperación de sus cracks: Luis Suárez está de vuelta, aunque no jugará. Su retorno será en Bilbao, como el de João Félix y Lemar.

El Atleti afronta un duelo similar al anterior, ahora ante un Huesca que también lucha por no descender. Los números dicen que los rojiblancos deberían ganar con relativa facilidad, pero los de Pacheta se la juegan y a falta de siete jornadas no hay rival menor. Uno persigue el título, el otro no bajar. La principal preocupación del Atlético es que todos los sentidos estén puestos en el choque y no en lo que pudo ser y no será con el proyecto de la Superliga. Huesca, Huesca y Huesca es lo que más se ha escuchado por Majadahonda.

Simeone parece que repetirá once. Al equipo le volvió a costar entrar en juego ante el Eibar, pero apareció Correa y se disiparon los males. Renacido el argentino, también Llorente, en un buen nivel Carrasco y con Herrera dispuesto a reclamar su puesto, el Atlético quiere otra tarde feliz en el Wanda Metropolitano. Otra fiesta con ratos de buen fútbol y goles. Una victoria propiciará que siga líder y van pasando las jornadas…

Rafa Mir, la gran baza del Huesca

El Huesca, por su parte, recupera efectivos también. Su lucha por salvarse es encomiable y el partido es una final. Da igual que toque el Metropolitano. No es el mejor sitio para puntuar, pero todo eso importa hoy poco. Dos triunfos (Valladolid y Levante), seis empates y ocho derrotas es su balance a domicilio.

En la ida el equipo del Cholo no pasó del 0-0. Tiró por la borda buena parte del partido y en la recta final mereció ganar, pero no estuvo fino de cara a portería. Rafa Mir, delantero del Huesca, ha sonado para el Atlético, uno de esos futbolistas que no tienen gran nombre, pero cuyo rendimiento está fuera de toda duda. Pacheta vuelve a tener a Gastón Silva, no aún a Ontiveros y prepara algunas rotaciones. El Atlético sabe que no puede dejar escapar estos tres puntos.

Benzema trae luz al Madrid

Valga el chiste fácil: Liga a falta de Superliga. En eso sigue el Madrid, que pende de un hilo por su desventaja y por la merma evidente de su plantilla, pero que va cargado de plutonio: Benzema, un jugador bueno y bonito a partes iguales. En el Carranza dejó dos goles, una asistencia y esa capacidad para apretar el botón nuclear que tenía Cristiano, independientemente de si el equipo mandaba o sufía. En el Carranza el Madrid mandó mucho y se acostó líder. El Cádiz, que era granito, se evaporó con un soplido.

Hace tiempo que, por un coronavirus de más, un psoas maltrecho o un sóleo traidor, las alineaciones del Madrid son un Frankenstein. Lo fue la de Getafe, con cinco mediapuntas y ningún mediocentro, producto de que los presidentes se enamoran de los primeros hasta convertirlos en una especie invasora en las plantillas y recelan de gastar dinero en los segundos. Y lo fue la de Cádiz, con un envase innovador. Un 3-4-3 explicable. Zidane no va ni a la esquina con Odriozola y Marcelo, laterales con mucha ida y poca vuelta, sin la escolta de tres centrales. Esta vez los tenía y los puso. Y dobló el eje con el canterano Blanco para darse el gusto de jugar con extremos. Multiplicar las bandas es medicina tradicional para defensas cerradas. Pero lo que realmente cambió al Madrid del Coliseum al Carranza fue Benzema, que es una caja registradora. Ahora mismo se siente capaz de todo, solo o acompañado.

El Cádiz, en cambio, es un equipo de responder antes que proponer. Ahí no cabe el carnaval. De hecho, Álvaro Cervera no se oculta como apóstol del otro fútbol, que en esto la verdad está muy repartida. Confiesa que es por necesidad, pero no reniega de ello. Y le ha ido bien. Tomó al Cádiz en Segunda B, le dieron tiempo, lo ascendió el pasado verano, lo tiene casi salvado y ha resultado muy poco masticable para los grandes. Esta vez compareció muy demacrado. Cometió un penalti prescindible y se deshizo después ante ese Madrid recompuesto que le atropelló sin pasar de tercera.

Un penalti de punto final

El partido comenzó muy al gusto del Cádiz, lejos de las áreas, repleto de minutos intrascendentes y con Negredo en el centro de la escena. Aún tiene muchos registros: el juego de espaldas, el toque para encontrar las bandas, un buen desborde en corto. Tuvo color amarillo lo primero con apariencia de vistoso: un remate demasiado cruzado de Jonsson y otro sin potencia de Jairo. Pan comido para Courtois. Hasta en posesión se puso el Cádiz a la altura de un Madrid sin Kroos ni Modric, las neuronas del equipo. Quizá el partido pedía a Isco, pero sigue en riesgo de exclusión, enmohecido por falta de minutos. Y a pesar de salir con cinco brasileños, el equipo de Zidane fantaseó muy poco de salida.

El Madrid compareció antes en el VAR que frente a Ledesma. Aún andaba Rodrygo quejándose de un agarroncín (jugada gris tirando a blanca) de Jairo cuando Iza Carcelén pisó a Vinicius tan involuntaria como claramente en el área. Se le fue a Mateu pero no a De Burgos, en su burbuja, y Benzema decidió la suerte del partido. No sólo por transformar el penalti, el primero que le pitan al Madrid desde octubre (el famoso de Lenglet a Ramos en el Camp Nou), sino porque seis minutos más tarde, en su faceta de cantautor, sacó un gran pase al segundo palo que cabeceó Odriozola a la red a dos metros de puerta. Su sitio está claramente al otro lado de la frontera. Y el francés remató la faena de cabeza, otro de los instrumentos que toca, a centro de Casemiro, antes del descanso. Antes era violín. Ahora, violín y tambor.

Polifacético Casemiro

Como tantas veces, al Madrid le llegó el gol antes que las musas, auxiliado por la torpeza del Cádiz en la salida de la pelota. Y hasta los tantos, sus mejores jugadores estaban al otro lado del campo: Nacho, en su habitual papel de central impecable; Blanco, que puede ser uno de esos canteranos que hacen plantilla en un puesto donde cuesta fichar, y Casemiro, el espalda plateada cuando no está Ramos. Doctorado como mediocentro, oposita como mediapunta.

La mitad que restaba resultó muy poco emocional. Álvaro Cervera cambió a cuatro en el descanso. Debieron parecerle pocos. Volantazos así son una bronca de obra y no de palabra: Fali de mediocentro, dos puntas, un lateral derecho (Akapo) más activo. Una reforma total para salvar el honor. Los puntos ya eran un imposible. Y el Madrid dejó de jugar contra el Cádiz para hacerlo contra Betis y Chelsea. Volvió Carvajal, que sólo ha jugado tres partidos en 2021 y que forma parte de la guardia personal del francés, y Asensio e Isco refrescaron el equipo. Benzema se quedó aún un ratito más porque se estaba dando un gustazo que Zidane no quiso interrumpir, aunque la prudencia aconsejaba otra cosa.

El final fue plomizo. Zidane probó a Miguel Gutiérrez por si se extiende la plaga y Mariano dejó una gran maniobra y un mal remate en una jugada previamente anulada por fuera de juego. En cambio, Blanco aprovechó hasta el hueso su partido. Ahí el Madrid está tieso, se abre un hueco y el canterano se lanzó de cabeza a por él.

Una cuestión de fe

El Granada ha convertido el intento de remontada en Old Trafford en una cuestión de fe. Los mensajes en ese sentido se han repetido durante toda la semana en Los Cármenes. Diego Martínez, Soldado, Gonalons… Todos reconocen que la dificultad será máxima, pero mantienen la ilusión y el convencimiento de que, aunque sean muy escasas, existen opciones de alcanzar el milagro y estar en semifinales de la Europa League.

La semana dejó una victoria en Valladolid (1-2) con remontada incluida que alimentó la confianza rojiblanca y recargó el depósito de la autoestima nazarí. También han aparecido estos días nuevos problemas físicos. Especialmente preocupante es el estado de Kenedy, que se lesionó el tobillo en la ida y cuya presencia sobre el césped estará en el aire hasta última hora. En el caso de Machís, sus molestias son menores y salvo sorpresa no tendrá problemas para ser de la partida esta noche.

El Granada necesita una victoria por dos goles en Old Trafford para lograr el pase o, como mínimo, forzar la prórroga. El reto, a priori, se presume extraordinario. Pero ha sido a base de escalar montañas gigantescas como el equipo de Diego Martínez ha firmado las dos temporadas más gloriosas en sus 90 años de historia.

La cita es histórica y por ello el técnico gallego se ha llevado a toda la plantilla al completo, incluidos los no inscritos (Quini, Fede Vico, Adrián Marín y Quina), salvo a los lesionados Milla y Duarte. Soro, que ha vuelto a entrenar con el grupo esta semana después de un largo periodo de baja, podría estar en el banquillo por si su concurso se hace necesario.

Solskjaer tiene varias bajas importantes como las de Maguire, McTominay, Shaw o Martial y, aunque volverá a tirar de muchos titulares, tiene a Rashford entre algodones. El ’10’ del United, con más de 3.500 minutos en sus piernas, arrastra molestias y es duda. Diego saldrá con el mejor once posible y con la fe por bandera. El Granada, una vez más, se resiste a hablar de imposibles.

Claves

Portería: Solskjaer ha cambiado de planes con De Gea, que ha cedido su puesto a Henderson en la Premier League y ha pasado a ser el portero titular en la Europa League.

Confianza: La victoria en Valladolid ha revitalizado el ánimo del Granada, que viajó con confianza y apelando a su orgullo para tratar de pelear el pase a semifinales.

Greenwood: Llega a este partido en un gran momento. Hizo un gol y dio una asistencia este fin de semana contra el Tottenham en los 20 minutos que estuvo sobre el terreno de juego.

Nivel defensivo: El Granada apenas concedió dos ocasiones en la ida y encajó dos goles. Reducir al mínimo las prestaciones ofensivas del United se antoja indispensable para tener alguna opción.

Ases a seguir

Pogba: Lleva tiempo lejos de su mejor nivel y en Los Cármenes hizo un partido gris. Aun así, es indiscutible para Solskjaer.

Machís: Estuvo a muy buen nivel en Valladolid. El Granada tiene en su velocidad y desequilibrio una de sus mejores armas.

Altas y bajas

En el United son baja McTominay, Maguire, Shaw, Martial, Phil Jones y Bailly.

Por el Granada se lo pierden Milla, Duarte y Eteki. Kenedy y Soro están entre algodones.